1- Que un músico sea rápido o que toque cosas complejas no lo convierte en un buen profesor:
Un típico error es creer que por estudiar con X persona tocarás como esa persona. Es fácil confundirse y creo que es un factor importante a considerar, ya que no sólo sucede lo anteriormente expuesto sino que se descubre que muchos excelentes intérpretes usan la pedagogía como un medio de subsistencia sin tomar el peso al trabajo que conlleva guiar a un estudiante dándole los recursos adecuados, en los tiempos que corresponde a través de una planificación precisa y adaptada para las habilidades y potenciales desarrollos del aprendiz (e idealmente alineándose con sus objetivos: punto 3).
2- Pensar que porque una escuela tiene estudiantes "famosos" es buena:
En Chile, las escuelas de música mienten, el prestigio lo gana cada músico dependiendo no sólo de su trabajo musical sino de su habilidad en human networking (lobby), marketing, producción, etc. Todas las escuelas pueden vanagloriarse de los logros de sus estudiantes más conocidos: eso no significa que ellos hayan hecho algún esfuerzo extra para que sus estudiantes llegasen allí. Por otro lado la fama en si misma, no tiene nada que ver con el valor musical, la disciplina invertida en la música, el trabajo realizado y la calidad de éste. (ésta declaración da para otro post).
3- No investigar lo suficiente:
Para investigar debes tener claro lo que deseas: si deseas hacer música o si deseas hacer música y ganar dinero haciéndola.
Conociendo esa respuesta lo siguiente es comprender el paradigma de la música (cómo funciona, cuáles son los rubros, cuáles de ellos son remunerados y cuales son las posibilidades reales de trabajo). Luego de considerar eso el profesor o escuela siempre tiene una misión y visión (quienes son, de dónde vienen y hacia adonde van; quien no tenga esto claro como pedagogo no vale la pena), con eso en consideración puedes contrastar esa información con tus intereses y finalmente tomar una decisión responsable, informada y sobretodo que esté alineada con tu verdadero propósito musical.
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Texto: Danilo Dawson