Yo creo en una educación que sea eficiente y eficaz para con los estudiantes. Esto significa que la educación industrializada, en la cual también me desempeño, no cumple con mi visión y misión como profesor independiente. Yo creo que las evaluaciones estandarizadas son un problema, más bien un oximoron si buscamos la excelencia a través de una educación personalizada. Por otro lado también creo que si bien la información es fundamental, el considerar el saber-hacer como eje central y el conectar las experiencias de la vida es fundamental: esto incluye el proceso de tomar experiencias, reflexionar, traducirlas en sustancia y generar contenido creativo vinculándolo con la técnica, así como practicar este proceso a consciencia, es parte de un proceso de aprendizaje en el que el profesor puede tomar un papel clave.
La expresión “Antiescuela”, no es una invención mía -al igual que la palabra "escuela"-. Es una palabra de conocimiento exotérico que corresponde al nombre que recibe una corriente de pensamiento impulsada por Iván Illich y Evertt Reimer la cual consiste en la creencia de que los aprendizajes se obtienen de manera casual y principalmente fuera de la escuela y que esta suprime la creatividad y la espontaneidad intelectual de los estudiantes:
"La búsqueda actual de nuevos embudos educacionales debe revertirse hacia la búsqueda de su antípoda institucional: tramas educacionales que aumenten la oportunidad para que cada cual transforme cada momento de su vida en un momento de aprendizaje, de compartir, de interesarse." (Illich, 1971, p. 4) |
Tal y como comento en el primer párrafo, mis creencias como profesor independiente apuntan a un aprendizaje holístico que conecta factores que a la industria educacional -por su naturaleza grupal y estandarizada- le es imposible. Si bien el modelo "anti" no tiene una naturaleza escalable como su contraparte, tiene la ventaja de ser altamente satisfactorio y sobre todo sustancial, pues un estudiante que cursa con responsabilidad un proceso antiescuelístico es capaz de lo mismo o más que un experto educado en instituciones, después de todo la postura "anti" no implica un rechazo a la escolástica: usamos el conocimiento de tradición escrita europeo-occidental a nuestro favor, y lo conectamos con experiencias previas y actuales: después de todo quien aprende lo hace -en general- en su espacio personal así como personal-emocional.
Establecido esto, queda claro que pueden existir varias posturas antiescuelísticas derivadas. La mía está enfocada en la personalización, sin dejar de lado la visión original que considera que el aula no es suficiente -especialmente en la producción y composición musical-: En mi experiencia pedagógica, aplicando esta visión, he descubierto que el profesor muchas veces debe salir de la caja y en lugar de "enseñar" ha de hacer las preguntas adecuadas, indagar y mover las piezas del conocimiento, técnica, creatividad, experiencia y emoción de tal manera que el estudiante se descubra aprendiendo significativamente. Es importante mencionar que esto no implica la eliminación del espacio donde se entrega materia pura y dura, pues cuando un estudiante quiere realmente aprender es obvio que está dispuesto a memorizar lo que tenga que memorizar para alcanzar la excelencia que busca. El tema en cuestión es si, como educadores, nos enfocamos en "pasar materia y ejecutar pruebas que pasan a calificaciones" o en su lugar "pasamos materia para crear arte/bellas artes y realizamos evaluaciones holísticas para re-aprender, replantear y practicar lo que se necesita para lograr las metas planteadas".
Por otro lado, con respecto a las certificaciones, hoy en día en el primer mundo existen programas de magister donde aceptan estudios particulares -con cierto tipo de certificado que manejo- como pregrado. He tenido el gusto de participar en este proceso y si bien, no todos los lugares del mundo están preparados para este cambio, ya está sucediendo. Incluso en varios países ya existe un programa a seguir para los profesores independientes, quienes más allá de sus métodos de enseñanza pueden cumplir con estos requisitos y validar "industrialmente" los logros realizados con sus estudiantes.
En el afán de crear un espacio de trabajo serio, responsable y de alta calidad con miras a una filosofía práctica antiescuelística he descubierto que existe precedente en mi trabajo, sin ir más lejos, mis maestros Guillermo Rifo y Alejandro Iglesias Rossi han creado a su manera espacios que han tenido en su espíritu fundacional ciertas posturas antiescuelísticas responsoriales a los paradigmas en los que nacieron. Por otro lado, tuve el maravilloso descubrimiento de que ambos tuvieron al mismo maestro: Sergio Ortega. En mi proceso de estudios formales del Magister en Creación Musical, Nuevas Tecnologías y Artes Tradicionales hice una investigación donde pude entrevistar a distintas personas1, donde a través de este anecdotario pude confirmar que el maestro Ortega impartía su pedagogía desde una visión antiescuela, lo cual establece un precedente fundamental: mi postura actual es un eco de una necesidad generacional con la que vibro naturalmente, no es una pretensión sino un reflejo de mis creencias, que a su vez ha resonado con las generaciones anteriores de maestros de mi misma línea. Puedo compartir entonces que no soy un creador de una idea revolucionaria, sino mas bien un embajador de una alternativa plausiblemente eficaz2, que genera un espacio amigable para personas que no disfrutan ni disfrutarían estudiando en espacios de educación industrial.
Este pequeño y humilde artículo ha sido escrito de corazón para quienes fidedignamente quieren saber más al respecto, especialmente a aquellos interesados en trabajar conmigo como mentor particular. También puede arrojar luz a aquellos que no sabían qué es una "antiescuela" en estricto rigor.
Danilo Dawson
1 Estoy a la espera de que este trabajo sea publicado formalmente, en cuanto suceda podré compartir este trabajo.
2 Pueden revisar los testimonios de mis estudiantes aquí https://www.danilodawson.com/historial-pedagogia
Bibliografía:
Illich, I. (2011). La sociedad desescolarizada (Edición original de 1971). Ediciones Godot.