Hace 5 años me dijeron que nunca más tocaría piano. Una lesión irremediable no me permitía ni tomar un celular sin un dolor tremendo.
Hoy puedo tocar piano, con la ayuda de un maestro especialista, disciplina draconiana y amor por la música. Y si bien, no estoy libre de las consecuencias de la lesión estoy en un punto en el cual puedo reflexionar y compartir algunas cosas aprendidas desde la experiencia. En esta ocasión escribiré una reflexión con respecto a la ansiedad, la mentalidad y la falsa ilusión de que el virtuosismo implica "ser bueno", lo cual sin deconstruir el "ser bueno" se puede volver un camino sin salida.
Desde hace no mucho he comenzado a practicar Yoga, disciplina que me persiguió por años, y que por distintos motivos miré pero nunca ví. Esta es una práctica que se ha vuelto un gran negocio debido al atractivo visual que ofrece, ligada al lifestyle, los cuerpos fuertes y ágiles capaces de ponerse en formas "virtuosas", palabra la cual (en mi experiencia musical) puede explicarse como "difícil de lograr". Acá sitúo entonces 2 tipos de virtuosismo: el forzado y el natural. El forzado sucede cuando sólo quieres lograr lo "difícil de lograr", lo atractivo, el slogan, lo que se ve en instagram, eso difícil que hace la persona que admiras. Y por otro lado el natural, que sucede cuando tu meta va más allá, aquel que requiere disciplina, técnica, tiempo, balance y amor (propio y hacia la práctica). Tuve mis primeras experiencias virtuosas en lo musical en mi adolescencia cuando la oportunidad de tocar la Rhapsody in Blue además de algunas otras piezas consideradas virtuosas, principalmente por su dificultad técnica, dificultad que se encontraba principalmente (según recuerdo) en sus dedajes y velocidad; lamentablemente en mi caso fue un virtuosismo "forzado". También me gustaría agregar que hoy creo que lo importante se encuentra en usar la técnica en función de la expresión a partir de las articulaciones, intensidades y matices tanto de agógica como dinámica; y en la composición la capacidad de expresarse consistente y libremente a consciencia en una estética.
Lo que he aprendido en la música con respecto a la ansiedad por el virtuosismo:
El Virtuosismo sin la técnica adecuada puede llevarte a una lesión de por vida, es vital tener un maestro que pueda guiarte en la práctica (me imagino que esto es aplicable a todas las disciplinas); si algo te duele algo estás haciendo mal, detente y busca un maestro que te ayude. Estudiar en un conservatorio o escuela no es sinónimo de que estés aprendiendo bien; es fundamental comprender la diferencia entre que alguien te enseñe, y realmente aprender. Por otro lado muchas universidades, institutos, academias y escuelas (en Chile) existen para vender clases y certificados, no para que aprendas. Con esto en consideración y teniendo la "suerte" de encontrar el maestro adecuado debes saber que incluso teniendo al mejor profesor (ya sea particular o de escuela), es tu responsabilidad escucharlo, escucharte y avanzar en tu aprendizaje; es tu responsabilidad aprender.
En paralelo: la ansiedad es un enemigo pues empujarse hacia un virtuosismo fuera del tiempo natural suele tener malas consecuencias. En mi práctica musical puedo decir que una vez que dominas lo elemental de la técnica te encuentras con el "aura" de lo que practicas y se vuelve una experiencia mucho más profunda y significativa.
Con los años he seguido estudiando sin parar (de lo cual estoy muy agradecido) lo que me ha ayudado a entender que la velocidad y dificultad no son nada (al menos en la música). La música es un lengüaje, una de las bellas artes. Su objetivo no es competir (dejemos aparte el libremercado en el music business, lo cual es otro tema) sino expresar:compartir y así aportar culturalmente desde ideas, valores, sentimientos, etc; hay incluso algunos que creen que la música debe lograr que el auditor se encuentre a si mismo, idea que se relaciona con la estética y visita los conceptos de Belleza y Verdad de Platón hasta la deconstrucción del arte en "La obra de arte en la época de su reproductividad técnica" de Walter, aplicable hoy al valor de la música en el paradigma digital. Por lo tanto podría completar la frase inicial de la siguiente manera: la velocidad y dificultad no son nada más que una herramienta (una de muchas), la cual tiene mucho más sentido al estar conectada con un camino, un discurso, una expresión, es decir: un medio y no una meta.
La música es entonces un espacio de expresión que implica una búsqueda interna, tanto de lengüaje como de "qué expresar" que está presente en cada compositor activo. Esta reflexión es clave para comprender que "ser bueno" en la composición sólo tiene un parámetro dentro del universo personal, relacionado más con las herramientas técnicas y expresivas propias consistentes dentro de una estética (existente, no existente, ecléctica o no). Por lo tanto dejo las siguiente preguntas relacionadas al virtuosismo (entendiéndose como lo expuesto en el segundo párrafo), importantes en mi experiencia para ordenar justamente el lugar de cada uno dentro del paradigma musical en que se sitúa: ¿Es bueno ser virtuoso? ¿Por qué? ¿Para qué quiero ser virtuoso? ¿Que estoy diciendo con ese virtuosismo?
Una vez con eso claro podemos visitar el "Music Business" (que es una maquinaria completamente distinta a lo que hacemos los compositores y tiene sus propias reglas). El objetivo del music business es manejar el lucro de la música, tratar lo creado como un producto y generar dinero a partir de este producto. Ahí es dónde cada uno decide si se supedita a sus reglas o a las propias, pues existe la posibilidad de que lo que el mercado ofrece como "bueno" no sea lo que concluiste en el camino práctico (en la búsqueda interna). Es ahí donde podemos encontrar el virtuosismo como una especie de pornografía auditiva (entiéndase la pornografía como "glamourización de una actividad", así como el foodporn o el lifestyle que se vende en instagram, dónde se celebra grotescamente ésta glamourización), que busca venderte algo a partir de educarte con respecto a lo valioso que es el virtuosismo, pero ¿realmente es valioso para tí? ¿aporta en tu camino, lo que quieres decir:hacer y lo que te hace feliz? ¿por qué?.
El Yoga, según mi corta experiencia es un camino personal, al igual que la composición tiene un ritmo propio y se limita a lo que uno es capaz, avanzando paso a paso dependiendo de cada uno y que implica también (si se quiere hacer sin lesiones) la necesidad de un maestro adecuado para ser guiado sin lesiones a un espacio en el que uno pueda ser "una mejor versión de uno mismo". Debo aclarar que yo aún no he leído nada de Yoga ni de su filosofía; sin embargo, através de la práctica puedo ver:sentir reflejos de mi camino musical, las preguntas y conclusiones que acá comparto, y que me hacen disfrutar el espacio de ser un aprendiz sin ansiedad ni pretenciones virtuosas: disfruto el viaje.
Por lo tanto: el virtuosismo desde mi experiencia merece ser despreciado como una meta; es irónico que en general el virtuosismo es casi inevitable si tienes disciplina. Sin embargo invito a l@s lectores a disfrutar el camino, a escucharse, a cuestionar hacia adónde van, el porqué y cómo, así como situarse en la experiencia de practicar, tanto composición, piano como en sus otros caminos, así como el yoga o alguna otra "disciplina". Como pedagogo he visto personas llegar al virtuosismo y no saber que más sigue, porque no se han dado el espacio de cuestionar lo presentado en éste texto: el virtuosismo es una consecuencia. Lo que importa va más allá: descubrirlo está en sus manos.
Text by Danilo Dawson
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En este espacio, Danilo Dawson entregará una vez al mes un Relato, Crítica y/o Ensayo de distintas temáticas relacionadas a la música y la pedagogía.